Significado del término y relación con las libertades que han delegado los responsables del universo de 007 a los autores, guionistas y directores de los films y escritores de las últimas novelas

El 17 de enero de este año, en Dubai, el autor estadounidense Jeffrey Deaver finalmente desveló que el título de su novela de James Bond es Carte Blanche.

Carte Blanche. “Carta Blanca” en francés. ¿Por qué un título tan poco inspirado para una novela de James Bond? El autor justifica la elección aduciendo el significado del término: darle a alguien “carta blanca”, en asuntos de inteligencia o política, supone darle autorización para hacer cosas que en pocas circunstancias podrían hacer. Significa un acto de confianza.


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Deaver presenta su novela de James Bond en Dubai

Los aficionados a 007 más conservadores hemos notado que desde 1999 en adelante, muchos protagonistas dentro del universo de James Bond se están recibiendo demasiada “carta blanca” en sus acciones. Muere otro día, el film de 2002 estelarizado por Pierce Brosnan, agregó una bala digital al ícono tradicional del gunbarrel, así como técnicas en cámara lenta al estilo la saga Matrix, muy de moda por ese entonces. Más lejos aún llegó Casino Royale de 2006, que permitió un verdadero reinicio de la serie, con un novato James Bond, interpretado por Daniel Craig, que apenas ingresaba a la sección 00. En este film, la secuencia pre-créditos se desarrollaba en blanco y negro, el gunbarrel aparecía poco antes de los títulos, y el tema de James Bond sólo se oía durante los creditos finales. No obstante, la fantástica dirección de Martin Campbell, la nítida fotografía de Phil Meheux, y el certero guión del trío Neal Purvis, Robert Wade y Paul Haggis logran que el film se haya convertido en una película clásica al estilo de Al Servicio Secreto de Su Majestad, de 1969. El segundo film de Craig como Bond, Quantum of Solace, de 2008 y dirigido por Marc Forster, quizo ir todavía más lejos. Las escenas de acción, a cargo de Dan Bradley (el mismo de La Supremacía Bourne), utilizan la técnica de planos cortos y agitados que tan de moda está en estos días, el tema de James Bond tampoco llega a escucharse hasta el final, donde el gunbarrel recién hace su aparición.

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Portada británica de Carte Blanche

Así pasó lo mismo en las novelas. Sebastian Faulks, en su novela homenaje al bicentenario de Ian Fleming, Devil May Care, muestra a Bond de regreso en los tardíos años sesenta. El argumento es correcto, pero… da un poquito de escozor ver a Bond asaltando tiendas en Rusia, o haciendo sus necesidades en medio del desierto. Pero al menos, la historia es adecuada, las escenas de acción son interesantes, y el título es bastante “flemingniano”: Devil May Care (en español traducido como “La Esencia del Mal”) es un término utilizado ante asuntos de inteligencia poco importantes, literalmente traducido como “al diablo le podrá importar” o “el diablo puede cuidar”. El 28 de mayo del año pasado, cuando Jeffrey Deaver fue desvelado como autor de la próxima novela de 007, tentativamente titulada “Project X” (Proyecto X), ya se dieron a conocer algunos pequeños detalles, como que Bond tendrá alrededor de treinta años y será veterano de Afganistán. ¿Bond peleando contra los iraquíes como un marine norteamericano? ¿Necesitamos un reboot en las novelas también?

El diseño de la carátula de la edición británica también parece ser poco inspirado: un fondo blanco con una estela de humo. La carátula de la edición americana decepciona tanto o más que la anterior: un enorme “007” escrito en rojo sobre un fondo negro, con ligeros contornos blancos a su alrededor. Las novelas de Bond tienen que llamar la atención. No de manera espectacular, pero de una manera visualmente imponente. La carátula de Devil May Care, por ejemplo: un fondo negro con la silueta de una chica formada por tonalidades verdes y hojas de amapolas. Las novelas de Ian Fleming o John Gardner, con diseños del recordado Richard Chopping, o incluso la surrealista cubierta de Colonel Sun, la novela de Kingsley Amis. Una cubierta no debería gritar “Bond”, ni decir “Bond”, pero al menos sugerir “Bond”.

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Portada americana de Carte Blanche

A favor del inminente libro, que se publicará en Gran Bretaña el próximo 26 de mayo, parecen ser las locaciones en Dubai, una locación bastante de moda últimamente y aprovechada en la actualización del videojuego GoldenEye.

El Bond del cine volverá el 9 de noviembre del año próximo, otra vez protagonizado por Daniel Craig, con guión de los habituales Neal Purvis y Robert Wade, con la ayuda de John Logan (Gladiador; El Aviador), y dirigida por Sam Mendes, que ganó un Oscar por Sólo un Sueño, y volverá a reunirse con Daniel Craig una década después de que ambos se juntaran para Camino a la Perdición. ¿Director de drama otra vez? En 1999 tuvimos un director de drama para El Mundo nunca es suficiente, Michael Apted, pero un muy buen director de segunda unidad como el veterano de la serie Vic Armstrong. 2002 nos presentó un director mediocre como Lee Tamahori, también bastante orientado al drama. No obstante, Vic Armstrong logra salvar algunas escenas de acción. Marc Forster en Quantum of Solace designó, como ya habíamos dicho, a Dan Bradley en la segunda unidad, cuyas técnicas pueden ser efectivas para los films de Bourne, pero erráticas para el estilo tradicionalista y clásico de Bond, que bien supieron entender Alexander Witt (Casino Royale), Ian Sharp (GoldenEye) y especialmente John Glen, el histórico director de segunda unidad de la serie.

EON Productions le dio “carta blanca” a directores como Marc Forster para “modernizar” la serie y romper la clásica fórmula. Ian Fleming Publications le dio “carta blanca” a Jeffrey Deaver para reiniciar a Bond y convertirlo en un veterano de Afganistán. ¿Existirá alguna esperanza de volver a un Bond clásico para 2012?