La biografía de Ian Lancaster Fleming, escritor creador de James Bond

Entorno familiar

Nacido el 28 de mayo de 1908 de Valentine Fleming, nieto del acomodado banquero escocés Robert Fleming, y Evelyn St. Croix, hija de un capitán y juez de paz, Ian Lancaster Fleming creció en el seno de una extraña clase de ingleses para quienes todas las opiniones tienen cabida. El privilegio de clase y respeto no vinieron simplemente del dinero de su abuelo, ya que la riqueza en Inglaterra no garantiza las puertas abiertas. La familia Fleming se ganó el respeto social con servicio y sangre. El padre de Ian fue un terrateniente en Oxfordshire y miembro del Parlamento. Cuando Valentine Fleming murió en la Gran Guerra, a Ian le quedaban 8 días para su noveno aniversario. Winston Churchill escribió el obituario para The Times.

 La madre de Fleming, Evelyn St. Croix Rose Fleming, heredó los bienes de Valentine convirtiéndose en una mujer muy adinerada. La herencia, no obstante, le impedía que se casara de nuevo, lo que virtualmente garantizaba que permaneciera como la viuda de Valentine para siempre, a pesar de otros amores o circunstancias. Estas cadenas financieras de Valentine Fleming prepararán el escenario para las presiones financieras que perseguirán a Ian Fleming durante su vida.

El fantasma de Valentine permanecerá sobre Ian de muchas otras formas. Su padre era una persona muy estricta. En las oraciones, los jóvenes Fleming rezaban para ser tan buenos como su padre. Para Ian, esta carga fue como una orden demasiado difícil de cumplir.

Fleming no solo tuvo que vivir con el fantasma de su padre, sino que tuvo que hacerlo a la sombra de su hermano Peter, quien tras la muerte de su padre ocupó el papel de patriarca de la familia. Peter se distinguió tanto en Eton como más tarde en Oxford.

El conocimiento de la fortuna de su padre, y la imposibilidad de acceder a ella hicieron sentir al joven Fleming desheredado. La fortuna de Fleming junto a los importantes logros de Valentine y Peter parecen haber puesto una pesada losa en el hombro de Ian. Como Ian no consigue ponerse a su nivel, parece determinado a construir su propio imperio, crear su propia identidad dentro de la familia y ser aclamado por su propio éxito.

Educación

 Ian ganó el premio atlético corriendo dos años para Eton, pero se fue antes de graduarse debido a un incidente con una chica. Era un final innoble para sus años en Eton, pero allí solo era el hermano pequeño de Peter y el hijo de Valentine.

La carrera militar de Fleming en la academia Sandhurst no fue nada excepcional, y se fue sin que le nombraran para ningún cargo. Años más tarde se quejó de que la progresiva mecanización del ejército le hizo poco atractiva la idea de una carrera militar convencional. Un ejército mecanizado es un ejército sin héroes ni personalidad. Por ello, la independencia de Fleming junto la aparente necesidad de crear su propia identidad, no encajaron con la conducta militar convencional. No obstante, oficialmente Fleming dejó la academia después que le cogieran tras un toque de queda.

Por consiguiente, Fleming fue a Europa a continuar sus estudios. Encontró una casa en el pequeño pueblo austríaco de Kitzbuhel donde su educación cambió drásticamente. En un ambiente totalmente distinto a los estrictos y convencionales campus de Eton y Sandhurst, Fleming, bajo la tutela de Forbes y Phyllis Dennis, finalmente encontró un lugar donde crear su propia identidad. En Kitzbuhel ningún estudiante conocía a Valentine Fleming, heroe de guerra, y muchos desconocían a Peter Fleming, estrella académica (aunque Peter y Ian habían visitado la escuela el verano anterior). Los estudiantes sólo conocían a Ian, guapo, educado en Eton con un rápido ingenio y una cierta falta de timidez ante las mujeres.

Forbes y Phyllis Dennis conocían a Peter y Ian muy bien, e inmediatamente se dieron cuenta que a Ian se le debía permitir destacar por él mismo y estar en un ambiente donde no tuviera que competir por los elogios con su hermano Peter. A través de su cuidadoso trabajo, Ian finalmente tuvo la oportunidad de ser él mismo, y no sólo la oveja negra hermana de Peter e hijo de Valentine.

Carrera Preguerra

 Mientras Fleming buscaba su propia identidad en Kitzbuhel, parecía no encontrar lo que quería ser en la vida. Escribió algunas historias cortas y algunos poemas, pero sin pretensiones, parece, de ser un autor. Con el tiempo, Fleming se preparó para el examen de servicios extranjeros, pero para su desgracia no alcanzó la nota. Sin embargo, Fleming había realizado el curso para él mismo y alcanzado metas propias. Tras un intento de entrar en el servicio extranjero, Fleming se dirigió a la profesión de su hermano. Siguiendo los pasos de Peter, Fleming se convirtió en periodista, entrando en Reuters.

El mayor éxito de Fleming en su corta estancia en Reuters fue el seguimiento de un juicio en Rusia que impresionó a sus compañeros periodistas. Sin embargo, era el «otro Fleming» periodista, ya que su hermano Peter viajaba por el planeta escribiendo noticias de muchos y distantes lugares exóticos. Al margen de las implicaciones familiares, Fleming también descubrió lo poco que los periodistas ganaban. Cuando Robert Fleming murió en 1933 sin dejar dinero a sus nietos, Ian vió una vez más como el dinero limitaba sus opciones en la vida. La fortuna familiar era inalcanzable para Ian hasta que su madre muriera o se casara de nuevo, y ambas opciones eran poco probables. Fleming tomó su decisión, dejando el periodismo. En uno de sus pocos compromisos, Fleming, capitalizando el nombre de la familia, se unió a una firma bancaria de Londres de la que esperaba le hiciese rico.

La banca nunca le dió a Fleming la fortuna que esperaba, pero le dió independencia. Tomó residencia en Belgravia, en el 22B de Ebury Street, donde entretuvo sus amistades en una porción del viejo templo convertido donde vivía. Ian tenía dinero suficiente para ser el anfitrión de cenas festivas para su grupo gastronómico y de juegos de hazar llamado Le Cercle. El amor de Fleming por la elegancia simple y excéntrica impresionó sus amistades. Partidas de bridge con elevadas apuestas, comidas elaboradas y diferentes romances llenaron la vida de Fleming durante sus horas de descanso. Peter Fleming produjo montones de libros de historias de aventuras reales mientras que casualmente Ian compró una importante colección de primeras ediciones políticas y científicas. Así pues, Peter pudo ser el escritor mientras Ian comía, bebía y amaba en el transcurso de su vida.

 En 1939, parece que a Fleming le aburre la rutinaria existencia del día a día de un banquero. Las subidas y bajadas del mercado de valores aparentemente no le dan suficiente intriga. Durante sus días en Reuters, Fleming había hecho amistades en la oficina de exteriores, y las mantenía incluso siendo banquero. En 1939, Fleming curiosamente cogió una misión para el The Times en la que precisaba volver a Rusia en una misión de comercio. Parece que Fleming, de hecho, estuvo todo el tiempo espiando para la oficina de exteriores.

Servicio de inteligencia

En mayo de 1939, Fleming empezó un acercamiento más formal al servicio de inteligencia, trabajando para la inteligencia naval. Pronto fue el asistente del director con el rango de Lugarteniente, y más tarde Comandante. Fleming fue la mano derecha de uno de los mejores espías británicos, el Almirante John Godfrey.

La guerra fue buena para Fleming, incentivando su imaginación, forzándose a trabajar de forma disciplinaria. Fleming programó, elaboró, y llevó a cabo peligrosas misiones. Desde la famosa Habitación 39 en el edificio del Almirantazgo en Whitehall, Londres, Fleming esgrimió multitud de ideas excéntricas sobre como confundir, vigilar, y enfurecer a los Alemanes.

En un viaje en 1940 a la derrumbada Francia, Fleming supervisa la huida desde Dieppe, combinando las necesidades de seguridad de su país y las olas de refugiados buscando huida de la maquina Nazi. Con su elegancia partiucular, pasó una de sus últimas veladas comiendo y bebiendo algunos de los mejores manjares del país, y uno de sus últimos días coordinando la evacuación del Rey Zog de Albania.

El «estilo Fleming» se mostró como su mayor arma en la inteligencia naval. Cenaba en Scott’s, White’s, el Dorchester, planeaba operaciones de inteligencia, muchas de ellas absurdas, aunque muchas se mostraron de gran ingenio. Aún así, Fleming entendió el lado económico de la guerra. Comprendió su trabajo práctico, y las importantes limitaciones de hombres, dinero y recursos. No se tomó sus misiones a la ligera, siempre consciente de los riesgos humanos que comportaban.

 El «estilo Fleming» también fue valioso en otro aspecto: la escritura. Como ayudante del Almirante Godfrey, Fleming escribió innumerables memorandos e informes. Su estilo y elegantes razonamientos, más su aparente ilimitado conocimiento de sus temas hicieron de las insípidas comunicaciones algo placentero de leer. A la larga, escribió memorandos para William «Wild Bill» Donovan sobre como preparar el OSS, precursor de la CIA. Por ese trabajo, Fleming recibió un revólver grabado con el agradecimiento: «For Special Services.»

Fleming viajó como la mano derecha del Admiral Godfrey, encontrándose con J. Edgar Hoover en Washington y William Stephenson en New York, llegando a trabajar de cerca con éste último más adelante.

Entrada la guerra, Fleming fue puesto al mando de la Unidad de Asalto 30, un grupo de comandos especialmente entrenados que eran enviados a específicas misiones de inteligencia. Dichas misiones a menudo implicaban trabajar tras las líneas enemigas asegurándose que los Alemanes no tuvieran oportunidad de destruir sus valiosos archivos. La Unidad de Asalto 30 tuvo un gran éxito. Fleming los enviaba a misiones mientras él permanecía detrás de su escritorio en Londres. Sin embargo, era su grupo, y sus éxitos le fueron atribuidos igualmente.

Su hermano, Peter Fleming, también participaría en la contienda como espía, concretamente en la Operación Bulldozer, tal y como se indica en este extracto del libro titulado Planes Fracasados de la Segunda Guerra Mundial (Michael Kerrigan, 2012, Editorial Libsa).

Durante el último año de guerra, Fleming viajó a Jamaica para una conferencia naval. El viaje, aunque breve, reveló la exótica isla a Fleming. Aquí no había guerra, ni racionamiento, ni escasedad de comida. La fruta colgaba de los árboles y fino ron fluía de las plantaciones. Fleming inmediatamente empezó a planear su escapada a este paraiso.

Goldeneye

Todo el mundo planea escaparse a una isla tropical, pero pocos lo hacen. La vida real, la familia, el trabajo, y las limitaciones monetarias se interponen en el camino. Ian Fleming no dejó que ninguna de estas consideraciones le detuvieran. Al terminarse su guerra, volvería a Jamaica, aunque no como turista.

Fleming preparó el trabajo. Compró una propiedad, diseñó una casa, y preparó su paraiso. La casa, Goldeneye, era como su forma de escribir: simple, directa, pero nunca elegante u opulenta. No había agua caliente, ni cristales en las ventanas, ni aire condicionado. Aún así, la casa rapidamente se convirtió en una de las más envidiadas de la costa norte de Jamaica.

Tras la guerra, Fleming preparó su calendario. La primera semana de enero le vio trasladarse de Inglaterra a Jamaica. La primera de marzo significó su retorno. Aceptó un trabajo sin compromisos en el diario de Kemsley.

 Durante 6 años viajó cada invierno a Jamaica, gozando del paraiso, flirteando con mujeres, persiguiendo la puesta de sol…, pero no fue hasta que se enfrentó a la presión de una mujer casada que estaba embarazada de él que el viaje del Fleming escritor empezó, el cual cambiaría su vida y la cultura popular para siempre.

Lady Anne Rothermere, la mujer casada, había estado viéndose con Ian durante años, y ahora embarazada, era la hora para Fleming, casi a los 44 años de edad, de actuar de forma madura y casarse. Mientras Fleming esperaba en Jamaica el divorcio de Anne, escribió el primer esbozo de la novela Casino Royale.

Para entonces, 1952, el círculo de amistades de Fleming incluía algunos de los más destacados nombres literarios de Inglaterra. Fleming conocía a Noel Coward, Eric Ambler, Peter Quennell, Patrick Leigh Fermor, y Cyril Connolly entre otros. Fleming tenía el encanto y la seguridad para escoger a sus amigos, compartir las cosas con ellos, y la suficiente autoconfianza para no depender nunca de ellos.

Aunque la carrera de Fleming como escritor merece un mayor análisis, valga decir que durante los siguientes 12 años Ian Fleming transformó su existencia elitista, su arrogancia, su estilo y su ácido ingenio en algunos de los mayores thrillers jamás escritos. Fleming se ganó el respeto de autores tan diversos commo Raymond Chandler, Kingsley Amis, y Edith Sitwell. Entre sus fans destacaban John, Jackie, y Bobby Kennedy, y su círculo social incluía el Primer Ministro Anthony Eden, Evelyn Waugh, y Somerset Maugham.

Fleming llenó los 12 años de Bond con grandes aventuras periodísticas. Incluso en historias con poca acción, tales como su novela corta, The Diamond Smugglers, el «estilo Fleming» garantizaba una lectura interesante. Escribió el Atticus, columna del Sunday Times, mostrando un gran conocimiento de la información de inteligencia interna, así como inteligentes críticas.

Al margen de las ventas de libros y las obligaciones familiares, Fleming se las arregló para vivir la vida que deseaba. Con el transcurso de los años, su pasión por el golf se incrementó pasando más tiempo practicándolo. La fascinación de Fleming por América creció más aún, por lo que viajó allí más a menudo.

 

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La intensa vida de Fleming le pasó factura a través de su corazón. Años de beber y fumar, o la cocina rica en mantequilla fueron la causa. O quizás fue solo genética. Sea como fuere, a finales de los 50 la salud de Fleming empeoró. Esto, más ansiedades en el matrimonio, aumentó su depresión. Con el éxito de Bond, el mundo llamaba a las puertas de Fleming, y pasó cerrándolas la peor época de las que había tenido en toda su vida. 

Sin embargo, Fleming luchó la batalla perdida de su débil coprazón lanzando más madera al fuego. Continuó bebiendo y fumando, haciendo algunas excepciones, pero no muchas. Escribió libros que quería leer, y viajó por el mundo con estilo y autoridad.

En 1964, Fleming sufrió un grave y debilitador resfriado de pecho, combinado con pleuresia, que le forzó a una lenta recuperación. Ese verano moría su madre, dejando su pequeña fortuna de Valentine Fleming. Para ese entonces, Fleming ya había ganado su propia fortuna, creado su propia identidad, y dominaba su propio imperio literario. Sus doctores le advirtieron que estaba demasiado enfermo para asistir al funeral de su madre, pero fue de todas formas.

Fleming intentó forzar su recuperación, escribiendo cartas de protesta por su estado, como si por puro deseo Fleming pudiera recuperar su salud. En agosto fue a St. Georges para encontrarse con el comité de golf. Su corazón le falló, y la noche del 11 de agosto, Ian Fleming empezó su agonía. A la 1 del día 12 de agosto de 1964, Ian Fleming moría a los 56 años. Enterrado en Sevenhampton, cerca de Swindon no muy lejos de la frontera de Gales. Su esposa Anne murió en 1981. Su único hijo en común, Caspar, se quitó la vida en 1975. Ambos están enterrados al lado de Ian bajo un simple obelisco como monumento a la sombra de la iglesia local de piedra.