Así pudo haber sido la tercera película de Timothy Dalton en el papel de James Bond 007

Gracias a karr007 por haberme facilitado la información, la cual os he traducido en las siguientes líneas.

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Se trata de un resumen del borrador de 19 páginas escrito el 8 de mayo de 1990, lo que demuestra que los productores tenían previsto estrenar un tercer filme con Dalton en 1991. Por tanto, queda claro que el motivo de su cancelación no fue el –relativo- fracaso de “Licencia para Matar” en la taquilla o la falta de confianza en el actor sino los problemas legales relacionados con la distribución televisiva de la franquicia.

La producción fue retrasada en dos ocasiones. La primera vez fue cuando hubo cambios en la plantilla de guionistas, de modo que el estreno se trasladó a diciembre de 1991. Después, los litigios relacionados con la distribución de la serie llevó la fecha a finales de 1994. Fue a lo largo de aquel año cuando Dalton decidió dejar el personaje y los productores ficharon a Pierce Brosnan para “GoldenEye”, que llegó a los cines finalmente en noviembre de 1995.

PERSONAJES

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• Connie Webb – una aventurera y atlética ladrona contratada para infiltrarse furtivamente en varios laboratorios.

• Sir Henry Lee Ching – empresario de raíces británicas y chinas, de treinta y pico años, brillante con los diseños técnicos complejos.

• Denholm Crisp – a punto de jubilarse del Servicio Secreto, es el contacto de Bond en Japón. Parece partir de la versión cinematográfica del señor Henderson de “Sólo Se Vive 2 Veces”.

• Otto Winkhart – el contacto de Connie durante sus últimos trabajos para Sir Henry.

• Nigel Yupland – candidato a Ministro de Defensa, le encantaría ver desaparecer a la sección doble cero. “Los tiempos de los cowboys han terminado, Bond. Quiero que me informe de cada paso que dé”.

• Gemelos Kohoni – japoneses físicamente imponentes que manejan juntos el Imperio Industrial Kohoni. Son miembros del crimen organizado de los Yukzi (llamados Yakuzi en otros borradores).

• Rodin – el esbirro de Sir Henry, es un tipo corpulento que emplea un casco especial con varios dispositivos.

• Mi Wai – una agente china.

• Quen Low – jefe del Servicio Secreto Chino, sospecha que los británicos están planeando romper su promesa de otorgar el control de Hong Kong a China en 1997. Es el jefe de Mi Wai.

PRIMER ACTO

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No se hace ninguna referencia concreta a la secuencia inicial más allá del hecho de que se tenía planificado tener una. Por el contrario, en el borrador de Bond 16 (que acabó siendo “Licencia para Matar”), sí aparecía al menos una línea básica para el teaser.

El filme comienza con el ejército británico y una brigada especial antibombas, supervisada por Yupland. Están buscando un laboratorio de armas químicas en Escocia. No encuentran ninguna. Entre el equipamiento de la instalación se encuentran dispositivos robóticos capaces de realizar trabajos manuales demasiado peligrosos para los humanos, tales como tests de rendimiento. De repente, una de las máquinas autómatas actúa sin control y provoca un incendio. Fuera del laboratorio, Yupland y los militares se tiran al suelo cuando explota el edificio.

En la Cámara, se cuestiona ferozmente al Primer Ministro por la explosión. Después de consultar a Nigel Yupland, asegura a todos que el asunto está siendo profusamente investigado.

En la oficina de M, Bond conoce a Yupland, quien se muestra como el típico burócrata y cree que debido a la inminente caída de la Unión Soviética (lo cual tendría lugar en la realidad el 31 de diciembre de 1991) la sección doble cero ha caducado y debería ser disuelta. Pero el Primer Ministro tiene fe en M y su departamento, y quiere que investiguen la destrucción del laboratorio. Además, han recibido una carta amenazante enviada por terroristas anónimos, pero no contenía demandas. Otra carta similar fue enviada a los británicos de Hong Kong con la promesa de que en tres días tendría lugar otro ataque. Nadie sabe cómo se destruyó la planta, dado que no hay evidencia de ninguna bomba. M está muy preocupado, comentando que tienen 72 horas para “encontrar a quiénes estén detrás de esto, averiguar qué es lo que planean hacer y detenerlos” (lo que recuerda a las órdenes de M a Bond en “GoldenEye”).

Yupland dispone de una sala de operaciones con una pared cubierta de imágenes de instalaciones gubernamentales de todo el mundo. La única pista que tienen es una serie de incursiones en complejos de contratistas militares y gubernamentales de alta tecnología. En todos los casos, no se advirtió que faltara nada y siempre aparecía un único individuo moviéndose con destreza por el interior. Sólo disponen de una imagen borrosa del tipo grabada en una cinta de seguridad. Bond tiene a Q trabajando en ella con un ordenador experimental. Les llevará al menos 8 horas saber si se puede hacer algo.

En Tokio, un Lamborghini negro entra en Industrias Kohoni. Un tipo encapuchado sale del mismo y se infiltra ágilmente en el complejo. Dentro, abre la tapa de una caja, marcada con destino a Nanking, y abre un panel de un dispositivo robótico. Extrae un chip y le reemplaza por otro. Luego, coloca todo de nuevo en su sitio y vuelve a sellar la caja.

Fuera, se ha congregado un enorme despliegue de fuerzas de seguridad lideradas por los gemelos Kohoni, dos japonenes de gran envergadura propietarios de la compañía. Han encontrado la cuerda empleada por el infiltrado y todos empiezan a buscarle ansiosamente. Éste logra escapar usando una tirolina Schermuly Pains-Wessex Speedline entre dos edificios y saltando junto al Lamborghini. El coche desaparece en la niebla nocturna con los Kohoni tratando de darle caza. En un momento dado, el Lamborghini acelera a lo largo de un muelle y se lanza en dirección al agua. El coche de los Kohoni cae al mar, pero el Lamborghini continúa desplazándose a bordo de un ferry de alta velocidad.

En la orilla, un guardia de seguridad de los Kohoni observa a través de una mira infrarroja la matrícula del coche fugado. En el ferry, el tipo encapuchado se deshace de algunas prendas, revelando a una bella aventurera americana llamada Connie Webb. Toma el chip que ha robado del laboratorio de los Kohoni y lo oculta en un brazalete de su muñeca (al estilo de 003 cuando ocultó el microchip de Zorin en un medallón).

De vuelta al laboratorio de Q, Bond y Yupland están observando la imagen de Connie que el inventor ha sido capaz de reconstruir a partir del vídeo de la cámara de seguridad. Yupland la reconoce y una revisión de antecedentes muestra que es la hija única de un experto ladrón de viviendas. Era una antigua agente de la CIA que utilizaba sus técnicas de infiltración para introducirse en embajadas y colocar micrófonos y demás dispositivos de inteligencia. El MI6 sabe que llegó a Tokio de Hong Kong, se asoció con un contacto, ganó su confianza y descubrió para quién estaba trabajando. El anzuelo lo proporciona Q: un microchip superconductor capaz de controlar la temperatura de una habitación. Bond le pide equipamiento especial, pero Yupland está totalmente en contra. Después de que éste se marche, Q lleva a Bond a un almacén. Le comenta que Yupland ha programado el desguace del Aston Martin DB5, pero el inventor se las ha arreglado para que Bond pueda usarlo por última vez. Le embarca rumbo a Tokio a través de amigos de la Fuerza Aérea Real.

En Tokio, Bond contacta con Denholm Crisp, al que le quedan 5 meses para jubilarse. Se emociona cuando Bond le ofrece trabajar en algo importante. Consigue alojamiento para 007 en la misma estación de esquí en la que se encuentra Connie Webb. Bond llega allí (en un Toyota sencillo) y observa un Lamborghini rojo en el aparcamiento. Más tarde, en el hotel, vislumbra a Connie y la sigue en los telesillas hasta una estación privada. Allí la chica se quita los esquís y sube a bordo de un helicóptero. Bond sube a otro helicóptero y ordena al piloto que la siga.

Más tarde, Bond ve desde el aire a un esquiador solitario atravesando la ladera de un volcán. El piloto no puede aterrizar, así que Bond salta (aparentemente con los esquís puestos) y va tras Connie. Ella le ve y acelera. Disfruta de la persecución y empieza a retarle a que la siga a lo largo de un peligroso descenso y a realizar largos saltos. En un momento dado, pasa por debajo de un saliente de nieve. Bond intenta advertirla pero ella le ignora y es atrapada por una avalancha. Bond esquía hasta donde quedó enterrada y escava nerviosamente hasta que la saca con vida. Luego la recrimina por su imprudencia. Su respuesta es que el peligro la divierte y le corta con brusquedad con “¡el último en bajar paga la cena!” antes de empezar a alejarse.

Más tarde, Denholm observa desde el exterior que Bond paga la cena en un restaurante, en los “baños selváticos”, donde la élite se baña en agua natural. Connie revela que también fue una esquiadora preparada para las Olimpiadas. Busca la emoción allá donde va. Bond camina hacia su habitación, ella le da un apasionado beso y le invita a pasar. En la habitación, el agente pide bebida al servicio de habitaciones e indica su intención de hablar de negocios. “Puedo asegurarte que mis intenciones son estrictamente deshonrosas”, responde Bond y le muestra el material superconductor para el microchip controlador de temperatura. El espía quiere que le presente a alguien que sepa el valor de tal componente. Ella se muestra evasiva, diciendo que se ha equivocado de persona. “No lo creo”, dice Bond cuando suena el timbre de la puerta.

El inglés piensa que es el servicio de habitaciones, pero cuando abre, es noqueado por medio de una patada de kárate en el pecho. Entran los hermanos Kohoni y su amenazador séquito. Sientan a Bond en una silla y le esposan. Hacen dos preguntas a Connie: ¿qué se llevó de su instalación y para quién trabaja? La chica responde con el habitual “No sé de qué me estás hablando”. Viendo la pistola de Bond, descubren que son profesionales de algún tipo. “¡¿Te crees que somos estúpidos?!”, preguntan los Kohoni, enfurecidos. Uno de ellos aplica un táser a la pierna de Bond y le electrocuta en gran medida, hasta dejarle inconsciente. “Habla o tu amante sufrirá…”, advierten. Bond despierta y niega conocerla, así que vuelven a lastimarle. Entonces se pone a botar salvajemente hasta que cae con la silla, agarra a uno de los gemelos y comparte la electricidad con él. Connie pega una patada a otro esbirro y Bond rompe el brazo de la silla y lo usa para romper la nariz de otro captor. Connie tumba al otro Kohoni con una patada voladora justo antes de que Bond la agarre y ambos salten a través de la ventana. Connie huye en su Lamborghini, pero Bond lo tiene más complicado por las esposas, de modo que hace que los Kohoni le persigan por la estación de esquí a través de la fiesta anual de la antorcha (una especie de desfile). Una vez a salvo, llama a Denholm Crisp para preguntar por alguien que le pueda quitar las esposas.

Connie llama a su enlace, Otto Winkhart, para contarle su trato. Quiere su dinero, pero además tiene un extra que le podría interesar (el material de control de temperatura de Bond). Winkhart la ordena acudir a Hong Kong por medio de un avión privado que la proporcionará. A la mañana siguiente, Winkhart llega en coche a un enorme e impresionante edificio de oficinas donde debe pasar a través de complicados sistemas de seguridad antes de acceder a unos laboratorios de alta tecnología. Es escoltado por guardias de Sir Henry Lee Ching, quien está ocupado llevando la compañía. Un subordinado pregunta si puede enviar un sistema de radar a Iraq. “No, hasta que el que enviamos a Iraq esté terminado y funcionando. No queremos que un lado sea más fuerte que el otro… es malo para el negocio”. Finalmente emplea un minuto con Winkhart, quien le proporciona el material que Connie le cogió a Bond. El jefe de R&D observa la muestra y queda asombrado, como todos en la habitación, excepto Ching, que coge el material y lleva a todos al laboratorio. Examina el material y, ahora sí, se muestra impresionado. Sabe lo que es y quiere conocer al hombre que lo proporcionó. Hay una fiesta esa noche y quiere que Bond acuda.

Entretanto, Ching va a otra parte del edificio con un enorme mapa del mundo en la pared. “¿Han respondido los chinos a su carta? ¿No? Bien, vamos a ver si podemos llamar su atención”. Señalando a una planta de energía atómica de Nanking, musita “Tengamos un pequeño accidente, ¿no?”

En la instalación, aparecen dispositivos robóticos ajustando las barras del núcleo del reactor. Vemos que la misma máquina que Connie descubrió en Japón empieza a funcionar mal y golpea las barras, provocando un incendio. Los técnicos, confusos, huyen mientras la planta explota.

Concluido el asunto, Sir Henry Lee Ching está cabreado con los gemelos Kohoni. Quiere que se reúnan con él en su oficina de Hong Kong, donde tendrá una propuesta para ellos.

De vuelta a Tokio, Bond y Denholm Crisp están sin pistas. Pero los villanos han mordido el anzuelo y Bond toma un billete a Hong Kong. Le dice a Crisp que redirija allí el equipamiento especial de Q.

SEGUNDO ACTO

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En Hong Kong, la inminente reunión con los Kohoni pone nervioso a Winkhart. Sir Henry parece despreocupado cuando Winkhart explica que son “Yukza… mafia japonesa. Juegan duro”. Al mismo tiempo, un tipo de gran estatura llamado Rodin se dirige al edificio en moto vestido de mensajero. Lleva un casco especial puesto, dado que el cristal interior dispone de una pantalla. Apunta a los guardias de seguridad del edificio, incluyendo a aquellos que están detrás de las paredes, y abre un compartimento montado en su cadera que revela una pistola montada en un cardán. La pistola está conectada a la pantalla del casco y se ajusta de forma independiente para apuntar a todos los guardias, disparando incluso a través de las paredes para matar a los restantes.

Dentro del complejo de oficinas, Sir Henry y Winkhart se reúnen con los Kohoni. Reconocemos algunas de las personas, ya que son las mismas que llevaron a cabo el asalto al hotel de Bond, incluyendo al tipo al que el espía rompió la nariz. “No creo que la nariz te vaya a suponer mucha diferencia, Kiren”, menciona Sir Henry. Todos se sientan alrededor de una larga mesa de conferencias.

En el tejado del edificio de oficinas, un guardia es asesinado por Rodin, quien lleva una bolsa al andamiaje de limpieza de ventanas. Cambia el líquido de limpiar ventanas por una cesta de otra cosa. En la sala de conferencias, Sir Henry está alabando las medidas de seguridad de los gemelos Kohoni, pero tiene algunas sugerencias. A los hermanos no les gusta las críticas y enumeran todo el estricto equipamiento de seguridad, incluyendo paredes de 6 pulgadas de espesor. “Nadie puede entrar sin invitación”. Sir Henry responde complacido: “Cuesta entrar y cuesta salir”. ¿Pero han considerado los Kohoni su propuesta de vender su parte? No están interesados en vender. Sir Henry responde que con el inminente mercado “sólo el fuerte sobrevivirá”. Su arrogancia molesta a los gemelos, que pierden la compostura. Sir Henry hace caso omiso y les desea que tengan un buen día.

Cuando Sir Henry y Otto dejan el edificio, el primero hace una señal a Rodin, que está observando desde la calle. Rodin acciona un interruptor y la máquina de limpieza de la ventana empieza a descender por el lateral del edificio. Dentro de la sala de conferencias, los Kohoni están discutiendo sobre la reunión con Sir Henry cuando la máquina se detiene en su planta. Empieza a emitir gas por las boquillas y un encendedor lo convierte en un lanzallamas. Los hombres del interior caen presa del pánico e intentan salir de la habitación mientras el cristal se derrite hasta desaparecer.

Abajo, en el exterior, Winkhart está satisfecho de que no haya habido trato. Habría todo tipo de problemas con los SEC y las leyes antimonopolio. Cuando escucha la explosión procedente de arriba, Sir Henry explica que ahora todo lo que ellos tienen es una cuestión de patrimonio. “Haced un trato con las ventanas”, dice.

En el aeropuerto de Hong Kong, Crisp informa a Bond de que aún no hay señales de Connie y que Yupland va a acudir personalmente para ponerse al mando de la investigación. Q sale del avión que acaba de aterrizar con el DB5 y explica brevemente a Bond las nuevas implementaciones. Bond se monta y sale disparado mientras Q le grita “¡cuida de mi querido coche!”.

Es el Año Nuevo chino y la subdirectora Mi Wai registra a Bond en el Hotel Imperial. Bond es escoltado por ella mientras pasan a través de algunas celebraciones donde la gente está haciendo fotos, incluyendo de Bond. Esto es enviado electrónicamente por medio de los teléfonos de pago del vestíbulo a Quen Low, un agente chino. Se muestra a 007 en su habitación, donde se dispone a ducharse. Dentro del baño, la ducha está ya preparada (el decorado, descrito como “una habitación ambiental”, es una sauna avanzada). Detrás del cristal y el vaho, Bond puede ver que allí hay una chica (algo que recuerda a “El Hombre de la Pistola de Oro”). Se mete dentro y encuentra a Connie, quien le dice que su muestra ha impresionado a sus amigos. Han sido invitados a una importante fiesta más tarde, por la noche. Le da una bebida y brinda por su asociación. “Estaba pensando más en una fusión”, responde Bond antes de que se besen.

Más tarde, el DB5 atraviesa las calles abarrotadas por la celebración del Año Nuevo chino. Bond está conduciendo junto a Connie y la hace algunas preguntas sobre los Kohoni. ¿Por qué quieren saber si algo ha desaparecido? Connie explica vagamente acerca de un intercambio de joyas de imitación por joyas auténticas y nadie lo sabría durante años (algo que recuerda a “Octopussy”). En el edificio de oficinas de Sir Henry, son escaneados con láser antes de ser admitidos. En una sala de control, Rodin mira la imagen escaneada de Bond y hace una búsqueda informática sobre él. No se encuentran resultados. Rodin ordena una búsqueda más profusa porque no le gusta el aspecto del individuo.

La fiesta está llena de dignatarios. Bond vislumbra a Denholm hablando con Mi Wai. Cuando Connie vuelve al lado de Bond con bebidas, instintivamente alcanza su pistola cuando una unidad de comandos irrumpe en la fiesta desde las ventanas. Bond relaja la mano con la que sujeta su arma cuando se da cuenta de que Sir Henry está sonriendo y disfrutando de la neutralización de los comandos gracias al cristal a prueba de balas, ametralladoras ocultas y robots de seguridad. Los invitados están asustados pero realmente impresionados. Sir Henry explica que este es el edificio de oficinas del futuro, inmune a los ataques terroristas. Todo, desde la seguridad al mantenimiento, está automatizado por ordenador.

Connie presenta a Bond ante Winkhart. Éste asegura que el desafortunado encuentro con los gemelos Kohoni nunca tendrá lugar de nuevo, ya que han fallecido tras un desafortunado accidente. Bond recibe una galleta de la fortuna del Año Nuevo chino. Lo abre y se encuentra una invitación para una reunión en Aberdeen más tarde, esa misma noche. Sir Henry se aproxima a Bond. “¿Un premio interesante?”, pregunta. Los dos discuten vagamente sobre el componente que Bond ha utilizado como anzuelo. Entonces, Nigel Yupland se acerca y da un palmada en el hombro a Bond. “¿Cogiendo un pequeño R&R?” y le dice a Sir Henry, “Veo que te has reunido con uno de nuestros agentes de la temporada, James Bond”. Sir Henry “sonríe como una cobra” y agarra tensamente la manga de Connie bajo la mesa. “¿No tienes algo para mí?”, la pregunta Sir Henry y Connie se dispone pasarle el chip que ocultaba en el brazalete. Bond toma su mano y salen rápidamente, ignorando a Yupland cuando suelta su grandilocuente “pásate por la oficina por la mañana”. Bond observa el chip que se le acaba de caer a Connie. Las palabras “Industrias Kohoni” resuenan en su mente. Connie le da las buenas noches y se aleja. Denholm Crisp ve a Rodin escoltando a Connie hacia los ascensores.

En Aberdeen, Bond acude a la localización indicada en la galleta de la fortuna para encontrar a Mi Wai esperándole. Entra en el coche y la mujer sugiere ir a un restaurante de las afueras para charlar porque hay mucha gente allí.

De vuelta al edificio de oficinas de Sir Henry, Rodin y él están echando un vistazo a un elegante coche que ha desarrollado. Es un “coche divertido” diseñado para cazar y destruir a otros coches. Rodin está ataviado con un traje de acción negro y un casco con visor. Va en busca de Bond cuando Sir Henry entra en una enorme habitación de visualización donde algunos de sus compinches, incluyendo Winkhart, están viendo una sofisticada pantalla que parece un videojuego.

Más tarde, Bond está conduciendo el DB5 en compañía de Mi Wai. Le indica que un coche negro se aproxima por detrás a gran velocidad. Apaga las luces pero Rodin pasa a infrarrojos. En la oficina, Sir Henry y los demás están pasando un buen rato, gritando ánimos a la pantalla. Cuando Bond apaga las luces de su coche, la “audiencia” se queja. Pero cuando Rodin activa el modo “Seguir Por Escaneo”, todo el mundo aplaude… excepto Connie, que ha sido obligada a observar. El coche de Rodin tiene lanzamisiles y un cañón de 20mm. Bond lanza granadas de retardo que Rodin evita. Rodin apunta con la mira del misil, lo cual lo detecta el DB5. Bond lanza una bengala que el misil sigue. La secuencia entera es descrita como un duelo de cazas de alta velocidad. El coche perseguidor tiene el punto de mira en el DB5 y sigue todos sus movimientos, dejando a Rodin el manejo del arma de 20 mm. Bond eleva el escudo antibalas trasero, pero no puede soportar el fuego por mucho tiempo. 007, pensando que el coche rival imita sus maniobras, conduce a lo largo del arcén y salta a un acantilado. Mi Wai está aterrada, al igual que Rodin, pero Bond presiona un botón y ambos asientos salen eyectados y despliegan paracaídas.

En la sala de visualización, se escuchan abucheos cuando se abren los paracaídas, excepto por el grito de triunfo de Connie. Sir Henry ordena que la lleven a su ático. Rodin logra salir del coche una vez se hunde en el agua. En tierra, Bond se desabrocha de su asiento eyector justo cuando Mi Wai le presiona la sien con una pistola. La chica usa la radio y un helicóptero con la insignia de la China Roja aterriza y les lleva.

El helicóptero llega al campamento base de Quen Low, quien quiere saber por qué Bond está en Hong Kong. Sospecha del agente porque allá donde va, la muerte y la destrucción le siguen. 007 quiere saber de qué va todo. Quen Low le cuenta que la carta que recibió el gobierno chino exigía que Hong Kong se declarara libre e independiente, o tendría lugar un desastre en una de sus plantas de energía nuclear. China lo rechazó –desafortunadamente- y Bond recibe un traje antirradiación.

Conducen a Nanking con un coche blindado, dejando ganado muerto y chatarra por el camino. Bond quiere ver la planta, pero la radiación es tan alta que sólo puede permanecer allí durante unos pocos minutos. Los chinos saben que uno de los dispositivos robóticos provocaron el accidente. Bond encuentra los restos del robot en el centro del núcleo, lo que determina que fue llevado a cabo por Industrias Kohoni, y descubre el chip que Connie le entregó metido en el módulo de control (resulta curioso que la explosión, de magnitud atómica, no haya vaporizado tanto el robot como todo lo que había allí).

Fuera, Quen Low dice a Bond que el padre de Sir Henry solía estar con el General Chian Kai Shek. Cuando Shek fue derrotado, el padre de Sir Henry huyó con su tesoro y se convirtió en un señor de la guerra al liderar a un ejército, haciendo dinero con el mercado del opio. Quen Low fue enviado a acabar con el ejército y la operación. El padre de Sir Henry fue asesinado, pero su madre inglesa y él volaron a Hong Kong. Nadie sabe realmente los verdaderos orígenes de Sir Henry, pero es obvio que Quen Low no confía en los británicos (cree que renegarán de su acuerdo de dejar el control de Hong Kong al final de la década) y acepta trabajar con Bond para resolver la situación a regañadientes.

En el centro de Hong Kong, Mi Wai deja a Bond en una explanada, frente a un edificio. Dentro, están las oficinas del Lejano Oriente de Univesal Exports. Se le indica por altavoz que acceda por una puerta marcada con “no pasar”. Al otro lado, hay un montón de actividad relacionada con la alta tecnología. El altavoz indica a Bond que entre en la oficina de Yupland. Quiere saber lo que 007 ha estado haciendo y se lo echa en cara. Menciona que ha sido entregada una tercera carta. Bond sugiere “exigir la retirada de los británicos de Hong Kong”. Yupland está sorprendido. ¿Cómo puede Bond saber eso? Él se enteró hace escasos minutos. El agente explica la situación y Yupland se enfada, considerándolo todo absurdo. Seguro que Sir Henry puede jugar duro en el negocio, pero no en el ámbito del terrorismo. Yupland responde por la legalidad de Sir Henry y siente que es perfecto para el futuro de Hong Kong. Incluso pidió a Sir Henry ayudar en la investigación. Bond no puede creer lo imbécil que es Yupland, incluyendo su imprudencia cuando descubrió su tapadera durante la fiesta de Año Nuevo, lo cual también chocó a Connie. Bond quiere un comando completo vigilando el edificio de oficinas de Sir Henry. Yupland le responde que está paranoico y le ordena dejar el caso y volver a Inglaterra. 007 le dice que se vaya al infierno. Yupland llama a seguridad para que le arresten.

En su ático, Sir Henry está contemplando la ciudad que pronto será suya. Junto a él está una mujer hermosa, Nan. Sir Henry recibe una llamada de que Bond ha sido localizado. Luego mira a un monitor.

De vuelta a Universal Exports Este, Bond pasa por un robot de seguridad, que se toma un momento para mirarle con recelo antes de proceder. Sir Henry está sonriendo cuando el inglés le devuelve la mirada a través del monitor. Rodin, de nuevo vestido como un mensajero motorista, recibe la orden de encontrar a Bond.

007 entra en el coche de Mi Wai y pasan de largo ante Rodin. El tipo tiene un tubo de mensajero en un lateral. Bond dice a Mi Wai que Yupland no le cree y necesita su ayuda. La chica le dice que el centro de control debe de estar en el sótano, pero es imposible penetrar sin una operación militar. Rodin les está siguiendo y se prepara para atacar, pero escucha una sirena a su espalda y se echa a un lado para dejar pasar a los Marines Reales que persiguen a Bond. Detienen el coche de la pareja. Unos metros más atrás, Rodin toma su tubo de mensajería, que es en realidad un lanzacohetes, y dispara al coche. Explota debajo del mismo, lanzándole por encima del puente en el que estaban parados y cayendo al agua. Mi Wai fallece y Bond queda flotando inconsciente. Los Marines se tiran al suelo y luego piden ayuda por radio. Bond recupera la consciencia, sale del agua y desaparece del lugar.

De vuelta al ático, Sir Henry ha estado en la cama con Nan. Justo después, pregunta a Connie sobre Bond y por qué trajo a un agente británico a espiarle. Responde que no tenía idea de que fuera un agente. Quiere que la pague y marcharse. Sir Henry está complacido y le dice que Bond está muerto. Ella reacciona con lágrimas sutiles que Sir Henry cree que son fruto del temor a su futuro. La asegura que sería un crimen destruir carne femenina tan exquisita. Además, tiene planes para ella. Debe irse, pero Nan le hará compañía.

Yupland, Crisp y Q observan la carrocería del coche de Mi Wai mientras la elevan con una grúa. No hay rastro de que Bond pudiera haber sobrevivido. Yupland llama a Q y le pregunta quién autorizó su viaje. Q, enfadado, responde que “acaban de perder a su mejor agente, quedan diez horas para salvar Hong Kong y ¡tú te preocupas por un maldito billete de avión!”. Q y Crisp se emborrachan en memoria de Bond. Vuelven a los aposentos de Crisp para encontrar una pila de ropa sucia en una silla y alguien en el baño. ¡Es Bond! Aliviados e inmediatamente sobrios, Q y Crisp escuchan las urgentes instrucciones de 007. En primer lugar, les indica que oficialmente está muerto y quiere que así siga siendo para estar al margen. Está enfadado consigo mismo por la muerte de Mi Wai, debido en parte a su falta de atención. Luego, Bond entrega una lista de cosas que necesita que Q le proporcione.

TERCER ACTO

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Más tarde, Bond y Crisp están en la red de alcantarillado de Hong Kong, llevando máscaras de respiración y trajes protectores en lo que está descrito como un ambiente de lo más repugnante. Encuentran la tubería que lleva al edificio de oficinas de Sir Henry. Bond se arrastra por el conducto con una bolsa de equipamiento. Al final del trayecto, usa una antorcha de acetileno para cortarla y poder atravesarla. Dentro de las zonas de mantenimiento del edificio, Bond se prepara para sabotear varias válvulas y componentes, incluyendo el sellado del sistema de presión de las mangueras. 007 sigue su camino hasta el hueco del ascensor y trepa hasta el ático. Se introduce en los conductos del aire acondicionado y finalmente entra en la habitación donde Connie está retenida. La chica no puede creer lo que ven sus ojos. Cuando corre a los brazos de Bond, Nan aparece vistiendo un corsé muy apretado y unos pantalones cortos de spandex. Connie explica que es sólo la amante de Sir Henry –nada de lo que preocuparse. Bond educadamente se disculpa y explica que tienen que atarla. Ella responde con un golpe sobrehumano que envía a Bond al otro lado de la habitación. Connie la agarra y Nan la lanza al otro lado, tirándole del corsé. Así se revela que es en realidad un sofisticado robot. Bond se pone en pie cuando Nan salta a por él, atacando ferozmente. Bond lleva la pelea hacia la ventana y ella vuelve a saltar a por él. El espía se quita de su camino y el autómata atraviesa la ventana y cae a la calle, resultando destruido.

Bond lleva a Connie al conducto del aire y por el hueco del ascensor. Las alarmas se apagan y los monitores no pueden ver a Connie en el edificio. Rodin se pone su casco especial y la busca (recordemos que puede ver a través de las paredes). Mira en el hueco del ascensor y ve a la pareja descendiendo por el cable. Entonces se monta en el ascensor para bajar hacia ellos. De esta forma, les obliga a apartarse de su camino para evitar ser aplastados por la cabina. Rodin detiene el elevador y sale por la escotilla de emergencia. Escala tras ellos. Llama a seguridad solicitando ayuda.

En el área de mantenimiento del sótano, los efectos del sellado de Bond están aumentando. Los indicadores de la presión del agua de los sistemas de prevención de incendios están acercándose al color rojo.

Bond y Connie son acorralados y capturados por Rodin y sus hombres en el hueco del ascensor. En la sala de control, Sir Henry está asombrado de ver a Bond y Connie cuando les llevan ante su presencia. Bond le informa de que es sólo cuestión de tiempo de que el mundo sepa quién está detrás de todo y vayan a detenerle. Sir Henry está despreocupado. “Los estúpidos creen que sus armas les concede la invulnerabilidad. Movidos por la paranoia, derrochan billones en sistemas de armamento construidos por mis compañías, pero en realidad están encerrados en sus propios blindajes”. Sir Henry se dispone a explicar que él puede inutilizar la tecnología militar de cualquier potencia mundial desde esa sala. Quizá una demostración convenza a Bond. Hará que un submarino de la Armada Real dispare misiles contra Shanghai.

En el piso superior, varias bocas de incendios y aspersores explotan, rociando de agua todas las estancias. Se informa del problema a mantenimiento y todos los esfuerzos se centran en el fallo del agua (maquinado por Bond). Informan a Sir Henry. Éste se ríe del “patético intento” del agente de impedir sus planes. Los generadores principales del edificio se apagan, así que se activa la energía auxiliar y la cuenta atrás continúa.

Pero la inundación de los pisos superiores sigue avanzando y las válvulas manuales de desactivación se rompen en las manos del ingeniero. Tras enterarse de la situación, está moderadamente impresionado con Bond. ¿Cuál es su plan? Debería acelerar la cuenta atrás.

Por ahora, el nivel del agua del piso superior llega a la altura de la cabeza y un subordinado abre una puerta, permitiendo que una riada atraviese el complejo en dirección a los pisos inferiores. El pánico invade la sala de control y Bond y Connie llevan a cabo su huída. Rodin les persigue. Como Bond y Connie se introducen en una escalera, Rodin mira por el hueco de la misma hacia arriba y resulta golpeado por la fuerza del agua, aturdiéndole y llevándole a la muerte.

El agua llega a la sala de control y la cortocircuita, interrumpiendo la cuenta atrás. Sir Henry observa que Bond y Connie se dirigen a la zona de mantenimiento que se ha quedado a oscuras. Sir Henry encuentra el casco de visión noctura de Rodin y va tras ellos. El agua está peligrosamente alta en todas partes. El magnate ataca a Bond, quien no puede ver. El agente encuentra su antorcha de acetileno y la enciende, la acerca a la cara de Sir Henry y sobrecarga la visión nocturna. Ahora el villano también está ciego y 007 “le despacha” y escapa con Connie justo a tiempo a través de la tubería de las alcantarillas.

CONCLUSIONES

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Por un lado, me hubiera gustado ver una tercera entrega con Dalton por el hecho de tener una película más en la serie y porque me encantó “Alta Tensión”; por otro, muchas de las ideas que baraja este borrador me parecen muy poco acertadas. Por ejemplo:

• Nivel tecnológico demasiado elevado: a parte de los robots manipulados a distancia, está Nan, uno con forma humana, al estilo de los que pueden verse en cintas de ciencia ficción.
• La tortura de Bond: me cuesta imaginar que el agente pueda zafarse simplemente inclinando la silla en la que le mantienen esposado y electrocutando al rival con la misma descarga con la que le estaban torturando.
• Q y Crisp se emborrachan en memoria de Bond: me cuesta ver a Q actuando de ese modo. Por otro lado, se echa en falta a Monneypenny.
• Bond accediendo a una planta nuclear: no me parece apropiado para el personaje. Tampoco me convence demasiado que acceda al edificio del villano por medio de las alcantarillas de la ciudad. Carece del estilo elegante característico del espía.

Otra ideas me parecen algo más acertadas…
• La persecución en coche: me gusta que el vehículo del esbirro también disponga de “gadgets”, dando como resultado una secuencia más espectacular que de costumbre. En parte, me recuerda a la de “Muere Otro Día” entre Bond y Zao.
• La chica Connie: me gusta porque participa en la acción. De hecho, protagoniza una secuencia en la que se infiltra en un edificio, roba un chip y escapa.
• El plan del villano: no está mal que sea capaz de destruir las instalaciones que han comprado sus robots. Por lo menos tiene su punto de originalidad, al igual que la trama gire en torno a la independencia de Hong Kong.

En fin, personalmente me parece un borrador bastante flojo. Tiene algunas ideas decentes, pero son las que menos. En general, pienso que hubiera tenido que ser revisado concienzudamente antes de que diera lugar a una película aceptable. Lo que está claro es una cosa: nunca llegaremos a saberlo…