Recorremos las historia de uno de los vehículos de James Bond más carismáticos de toda la serie
Quizás el segundo de los vehículos más famosos de James Bond (cercano al Aston martin DB5). Se trata de un mini-helicóptero portátil llamado afectuosamente Pequeña Nellie.
En la película, Bond utiliza la Pequeña Nellie (que llega a Japón enviada por la Sección Q empaquetada en cuatro maletas) para realizar un vuelo de reconocimiento sobre unos volcanes remotos en busca de las naves americanas y rusas desaparecidas. Mientras está en el aire, Bond es rodeado por cuatro helicópteros de SPECTRA con ametralladoras. En una espectacular escena de lucha filmada, 007 utiliza todos los gadgets de Nellie para destruir los helicópteros.
Años más tarde, en un guiño a la propia franquicia aparecido en Muere otro día (2002), vemos de nuevo a la Pequeña Nellie que está retirada en el almacén de vehículos del MI6.
Contexto histórico
En la realidad, Nellie es un auto-dirigible diseñado, construido y pilotado por el Comandante de Aire Ken Wallis. Su diferencia principal con un helicóptero es que tiene una hélice para elevarse y una segunda para ir hacia adelante. El primer auto-dirigible fue inventado en España por Juan de la Cierva en 1921, cuando intentaba desarrollar un bombardero más ligero y rápido para el ejército Español. Sin embargo, su primer vuelo exitoso no llegaría hasta 1923.
El auto-dirigible de Wallis está basado en los mismos principios que el construido por de la Cierva, aunque es más pequeño y ágil. Sus auto-dirigibles fueron construidos tanto para fines lúdicos como militares. La Peña Nellie es un Wallis WA-116 pero tras su misión en Sólo se vive dos veces, Wallis desarrolló los modelos 117-21.
De la realidad a la ficción
En 1966, Tony Scase, reportero de la radio BBC, se enteró que Wallis iba a rodar una película a Brasil, así que le llamó para entrevistarlo. Al final de la entrevista le preguntó “¿Te gustaría enfrentarte a un helicóptero con tu auto-dirigible?”, a lo que Wallis respondió “¡Dame una oportunidad!”.
Al día siguiente la entrevista se emitió por la radio y Ken Adam, director de arte de Eon Productions, se estaba afeitando mientras la escuchaba. Simultáneamente, Harry Saltzman también había visto fotografías del auto-dirigible en una revista de aviación.
Poco después, Wallis recibía la llamada del Capitán de Grupo, Hamish Mahaddie, famoso explorador de la RAF y consultor de aviación para EON Productions, para pedirle que llevara uno de sus auto-dirigibles a los Estudios Pinewood diciendo: «Tiene que ver con una película Bond».
La prueba fue de película, explica Wallis: «Encendí los motores haciendo un estruendo terrible que resonaba por todos los edificios. Aceleré y desaparecí en una nube de polvo, yendo directo hacia las vías muertas de tren. Cuando salí de la nube hacia el cielo azul ya estaba en la película Bond».
Así pues, tras la exitosa prueba, se decidió incluir la impresionante máquina en el argumento de Sólo se vive dos veces.
Registro: G-ARZB
Modelo: Wallis WA-116 Agile
Longitud: 3.38 m
Alcance: 130 mi / 209 km
Peso: 116 kg
Velocidad máxima: 209 km/h
Autonomía de vuelo: 2.5 hoursAdemás, el equipo de efectos especiales le instaló el siguiente armamento:- Dos ametralladoras frontales
– Dos lanzacohetes
– Dos misiles aire-aire guiados por calor
– Dos lanzallamas traseros
– Lanzahumos
– Minas aéreas lanzadas con mini-paracaidas
Rodando Sólo se vive dos veces
A finales de 1966, Ken Wallis hizo 85 vuelos (que le mantuvieron en el aire durante 46 horas) para grabar la batalla de la Pequeña Nellie.
Durante el rodaje de esos vuelos, en una ocasión pintaron el auto-dirigible antes de enviarlo a Japón. Pintaron el depósito de gasolina con pintura de aluminio, cubriendo la parte transparente del indicador. Wallis no podía ver ni el indicador ni su contenido, sin embargo dio el visto bueno porque había controlado el tiempo de vuelo con su cronómetro. Wallis tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en el único trozo de carretera de la isla de Sakurajima. El coche que tenía detrás del sitio donde aterrizó y se paró puso a prueba sus frenos. Enviaron el helicóptero de regreso a Kagoshima y llenaron una garrafa de gasolina, la ataron al extremo de una cuerda y se la bajaron a Wallis que llenó de nuevo el depósito y, tras conseguir un poco de espacio por parte de los Japoneses, despegó de nuevo.
Todas las secuencias con Sean Connery se grabaron en doble imagen en los Estudios Pinewood. Las secuencias iniciales se grabaron en Japón pero, a causa de las leyes locales que prohibían disparar en el aire, la producción se tuvo que completar en España.
Estando en España, el equipo de producción tuvo problemas en el lanzamiento de los misiles más grandes. Estos tenían unos potentes motores, destinados a atravesar líneas o hundir barcos. Por ese motivo, una vez disparados y al no tener suficiente peso en la parte delantera, no iban rectos y giraban sobre sí mismos. Wallis, que en esos días estaba viviendo en Torremolinos (España), trajo plomo del techo que empaquetó y colocó en la parte frontal de los misiles aportando algo de estabilidad.
Inicialmente los misiles tampoco podían dar media vuelta y destruir al helicóptero perseguidor como sucede en la película. John Stears hizo una prueba con Ken Wallis en la que el misil regresó desde la distancia y destruyó un buzón que tenían justo al lado.
Finalmente, en otro incidente durante el rodaje mucho más desafortunado, el cámara aéreo Johnny Jordan, suspendido bajo un helicóptero, fue atrapado por una corriente que le empujó hasta las alas de otro helicóptero cerca de él, cortándole la parte baja de una de sus piernas.