Crítica detallada de la 23ª aventura oficial de James Bond por gentileza de Marcelo Branda

James Bond ha muerto…, larga vida a James Bond.

Por tercera vez consecutiva me pasa que todo el proceso de filmación de las películas Bond con Craig a cargo, me generó mucha más expectativa que el propio filme.
Claro que lo descubrí luego de los estrenos; y en el caso de «Skyfall» me ocurrió lo mismo.
Ya en el cine, y a medida que pasaban las secuencias, pensaba que iba a escribir aquí y que sensaciones me generaban las imágenes que veía y que tanto había esperado.
Por suerte mi visión se decantó y es ahora un poco más objetiva de lo que experimenté durante la película; también calmé mi molestia inicial a una sensación más neutral. Es que es tan distinto este Bond al histórico, que a veces olvido que estoy viendo una película Bond.
Aunque debo reconocer que a la larga, estoy cayendo rendido es este Bond, un Bond más verdadero. Tanto en lo cercano a la realidad como al Fleming original, que en definitiva es lo que reclamé por años desde Moore en adelante.
Aún así, y con esa mezcla de sensaciones, todavía me pregunto ¿Estoy conforme con este nuevo Bond? ¿Cómo tomo esta resignificación de la saga?

Cincuenta años después. Bond es Bond y dos hermanos más.

Al momento en que salgo del cine y empiezo a tratar de ordenar mis ideas, lo primero que me viene a la cabeza es ver a tres Bond parados frente a mí.
Cada uno tiene algo de Bond.
A la vez, cada uno se diferencia del otro y al mirar hacia su padre, Fleming, tratando de buscar respuestas, el escritor parece encogerse de hombros y mirar para otro lado.
«Yo solo tuve una idea y la escribí. Ustedes crearon esto. Háganse cargo» parecería decir el hombre.
Hay tres Bonds para mí a estas alturas.

Uno, indiscutible, es el primero, el original, el literario. Ahí está el alma de todo. El verdadero, el que revolucionó todo y dio paso a todo lo que vino después.
El número dos, es el personaje cinematográfico moldeado a necesidad de las grandes masas que lo consumieron durante estos cincuenta años.
De Connery a Brosnan, con las particularidades de cada uno y los giros imperantes que se aplicaron en cada caso, Bond evolucionó como pudo, con mayor o menor aceptación de los fans. Y aquí vale aclarar que en lo personal, cuando hablo de «aceptación» no me refiero a lo que opina cualquiera, la media de espectadores que van a ver una de las películas.
Tomo solo en consideración la opinión de aquellos que con constancia y atención han seguido la evolución del personaje durante parte o todo el camino. Los denominados fanáticos. Esos que sin volver a ver un filme en años, pueden debatir horas sobre una escena y acumulan una cantidad de memoriosa información cual servidor maestro.
Y el número tres, obvio, es el Bond al que Craig le presta el cuerpo.
Entonces ahora sí podemos entrar en la discusión de que es lo que me dejó «Skyfall».

El Bond Literario.

Hoy por hoy me queda más que claro que si a alguien le interesa conocer al verdadero Bond, al Bond real, nunca mejor que ahora para volver a los libros de Fleming y releerlos.
Bond, en la esencia de su creación, pertenece a un momento, a una forma y a un marco espacio temporal que por sí solo define su perfil, su personalidad.
Quiero decir que Bond sacado de contexto de esa década de los 50 en la que fue creado, ya no es el mismo Bond.
Y la primer cosa que me permite decir esto es el haber visto todos y cada uno de los filmes, de «Dr. No» a «Skyfall», y más de una vez cada uno, obvio.

Viendo «Skyfall» por momentos sentía que aquel Bond literario se hacía presente en la pantalla. Pero después algo pasaba que me hacía pensar que «esto» ya no era Bond, era una «interpretación particular» de Bond ¿A quien esperan para abrir un filme con el gun barrel? ¿Alguien me puede explicar por qué el cambio? ¿Por qué romper con una marca registrada que se acuñó hace cincuenta años y hasta «Muere Otro Día» se respetó a rajatabla?
Vuelvo al principio y hago mi primer descargo respecto a «Skyfall»: Para encontrar al verdadero Bond, al auténtico, al de los libros de Fleming, hay que esperar a los últimos diez minutos del filme.
La recomposición del ámbito al que Bond «pertenece» es digna de remarcar y vuelve desde los tiempos de Connery y «Desde Rusia Con Amor».
El lugar, la oficina donde se juega esa escena, es tal cual la describe Fleming en cada libro escrito y como aparece en las primeras películas. Años después, una recreación bastante correcta se hace en algunos de los filmes de Moore, para luego ir modernizándose en el tiempo. El detalle que me mató, y que todo buen fanático (principalmente de los libros) debe notar, fue la doble puerta de cuero color borravino. Un detalle no menor para dar el puntapié que reformula la franquicia.

No quiero cometer el error de revelar ningún detalle que pueda afectar la normal visión del filme; solo decir que el final fue armado tal cual una fórmula matemática, cuyo resultado es el correcto solo si los pasos previos se cumplen como deben ser. Y los pasos se cumplen. Y el resultado es de manual. Exacto.

Bond en imágenes.

Cuando Bond fue llevado a la pantalla, los productores tuvieron claro desde un principio que no sería fiel reflejo de lo que los libros contaban. De hecho, Fleming seguía escribiendo cuando «Dr. No» se filmaba; a decir verdad, pudo chequear esa y dos películas más antes de fallecer («Desde Rusia Con Amor» fue una, la otra «Goldfinger». De ésta última solo pudo ver la filmación; al momento de ser estrenada ya no vivía) y terminó aceptando a regañadientes lo que vio en pantalla. Jamás termino de convencerse de las necesidades de los productores de adaptar al personaje a las demandas del público.
Una vez que murió, los productores se vieron liberados y comenzaron a dar rienda suelta a su imaginación. Los puntos de contacto entre las historias originales y los guiones de los filmes eran cada vez menos. Y el punto álgido de esta disociación lo protagonizó Moore a lo largo de sus participaciones y en particular con la nefasta «A View To A Kill», película que no debería haber sido filmada y menos con Moore en el papel.
Después vendría un serio intento de refrescar al personaje y su propuesta, y estuvo bien encaminado, pero por motivos que aun hoy no están claros eso no fue posible; ni en la participación de Dalton ni en la de Brosnan.
Y cuando todo parecía perdido, Craig toma la posta y todo cambia.
Y aquí aparece el tercer Bond. Pero ya con un serio cambio, un cambio de fondo: el personaje se transporta en el tiempo.
De la misma forma que Sherlock Holmes es raptado de la Inglaterra de fines del Siglo XIX y es traído a nuestros días en la nueva serie de la BBC, Bond es metido en la máquina del tiempo y vuelve a nacer a fines de la década de los sesenta. Y todo vuelve a empezar… Pero no es el mismo Bond.

Entremos en Skyfall.

Inicio, no está el gun barrel. Y eso ya me molestó de entrada. Ya está muchachos; se lo tragaron en las dos anteriores ¿que justificativo hay para no incluirlo en esta?
La secuencia pre títulos me pareció muy buena, a la altura de lo que esperamos en estos casos, aunque no tiene nada que envidiarle a algunas otras.
Es cierto que la tecnología hace maravillas. Craig no se subió a una motocicleta en movimiento en toda la filmación de la secuencia, sin embargo se lo veía en primer plano correr a toda velocidad sobre los techos del Gran Bazar gracias al arte de la digitalización que puso su cara sobre la del verdadero piloto de la moto.
La caída desde el techo del tren es una muerte segura. Un impacto contra el agua, desde esa altura, a esa velocidad y en el ángulo en el que cae, créanme, no hay cuerpo que lo aguante. Si Bond sobrevive a esa caída y encima lo hace sin quebrarse varios huesos, es sólo porque es Bond. A otro lo juntamos por partes en una bolsa. Pero punto para la producción, para mi es la parte mejor lograda y la más impresionante de todas. Por primera vez Bond queda fuera de combate y nada menos que de un disparo. Antológico.

El tema musical (!!Me deben un buen videoclip¡¡) es por lejos el mejor logrado desde «Nadie Lo Hace Mejor» de Carly Simon.
Adele era la elección obligada a falta de la Winehouse, ausente por defecto. Lamento mucho que se haya ido sin dejarnos el legado de un tema Bond, pero ¿qué otra voz estaba capacitada para enfrentar el desafío? Ninguna otra y ella lo hizo a un nivel que la pone por encima de muchas otras intérpretes que llevaron la misma responsabilidad.
Los títulos, muy significativos, mucha carga onírica, psicológica, un sueño premonitorio. De alguna manera toda la película esta resumida en ellos adelantando detalles que uno no sospecha, hasta que todo termina y entendemos que allí tuvimos todo a la vista… Creo que la conjunción de música e imágenes es de las más altas de la saga, con la misma calidad y buen gusto de «Casino Royale» y entonces arranca lo que importa.

Me gustó volver a la normalidad de la cámara enfocada y siguiendo la acción, pero desde una posición fija. «Quantum…»me sacó de quicio con la teoría de cámara al hombro, estilo acuñado por el director de Jason Bourne no dejando ver dos tomas seguidas que duren más de tres segundos; y obligando a Marc Forster a adecuarse.
No obstante de eso, el ritmo es trepidante. No decae, tiene buena continuidad, el guión va bien hilvanado, las cosas suceden consecuentemente. Fue bueno el enfoque del retorno de Bond; aunque creo que no llegó a ser explotado a fondo el perfil del agente herido; herido en su esencia, en su fuero íntimo, no solo en lo físico. Ese que hace que el tipo dude de su capacidad.
En ningún momento Craig me convenció de que mandar a Bond a una misión era peligroso para la organización y para sí mismo. No logré ver a un Bond quebrado. Tal vez porque no me alcanzan las caras de Craig. Necesito que me convenza de que es falible. Si, le pifia a la silueta cuando dispara, se muere de dolor cuando termina con las flexiones en la barra y se aguanta hasta que todos se van para caerse, pero no es eso lo que me vende que el tipo está quebrado ¿saben por qué? porque después corre como un loco, pelea como un desaforado, se cuelga de un ascensor que sube treinta pisos y nunca se le borra de la cara esa expresión que dice que te va a perseguir hasta el infierno para echarte el guante.
Un tipo con una crisis de transición en su estabilidad psíquica, emocional y física, con riesgo de cometer errores en un trabajo de campo como el que él tiene que hacer, por lo menos duda un poco más al momento de enfrentarse a los hechos.

Bardem es un hallazgo. Ya se que viene consagrado de otros trabajos, pero justamente es el punto de que acá hace algo en absoluto diferente a lo otro. Acá no lo dirige Woody Allen ni Almodovar ni Bigas Luna. Esto es puro espectáculo, y sin embargo compone a un villano creíble, cuya vuelta de tuerca la juega en la escena en la que queda frente a frente con Bond por primera vez.
Cuando Connery vea eso…!!! Ahí sí que se va a agarrar flor de berrinche y va a odiar al personaje más de lo que declaró hacerlo en las últimas décadas.
Entendí a estas alturas porque no encontré una sola crítica en ningún diario alrededor del mundo (y revise todos los que encontré) que me contara un resumen de la película. No se puede. Y es raro que de forma tácita, todos hayan aceptado un pacto de silencio para no revelar detalles.
No se si Bond va a volver a ser el mismo. O al menos, si este nuevo Bond (porque de eso se trata) me va a seducir como lo hizo el otro, el literario, al que después busqué durante tantos años en el cine y terminé comprando antes de que se agote porque no quedaba otra
.
Las chicas… Mmmm… No se… Últimamente (me refiero de 1977 a hoy) hay que hacer un esfuerzo para recordar una que haya estado a la altura de las circunstancias. Desde Bárbara Bach para acá ¿tal vez Carol Bouquet, en «Solo Para Sus Ojos»? Puede ser.
Lo cierto es que de ahí en más, ninguna marcó hito, ninguna tuvo el brillo que solían tener. Cada vez más jugaron de figuritas decorativas. Y es una larga lista.
Las que protagonizan «Skyfall» no hacen nada distinto. Habrá que esperar a ver que tiene Eve debajo de la manga y estar atentos a lo que proponga en los filmes que vienen. Durante el rodaje me hicieron creer que era un rol preponderante, peleaba, usaba armas como Bond… Mentira. Dispara un par de tiros, mete la pata en el momento clave y de ahí en más es solo un pequeño acompañamiento.
Mala costumbre la de los productores de no explotar más y mejor a estos personajes. Después se arrepienten como en el caso de la Agente Fields en «Quantum…»
Severine tenía cuerda para rato, quiero decir en el filme. Es la única de los últimos treinta años que daba para mostrarla hasta saturar la vista de la platea masculina y desde los más variados ángulos, sin embargo su rol queda reducido a nada ¿que aporta además de acercar a Bond a su jefe? Nada. Sin duda hizo un gran negocio con esa mínima participación: la vimos más poniendo la carita en doscientas entrevistas y galas que en la propia película.

Listo… «Skyfall» está lanzada a destrozar toda taquilla que se le interponga.
Ahora… ¿que es lo que viene? Porque si bien el cierre de esta fue muy prolijo (hasta demasiado diría yo) ¿que nos van a mostrar en la siguiente?
Con la maniobra de barajar y dar de nuevo… ¿qué debemos esperar en la próxima entrega? ¿Volveremos a la clásica fórmula, adecuada a los tiempos que corren, de teaser, reunión en la oficina de M, consigna de la misión, recorrer el mundo, asaltar la guarida del villano y quedarse con la chica? ¿O seguirán las vueltas de tuerca?
Desde mi humilde posición me tomo una licencia, que alguien debería tomar en cuenta… Vuelvan a filmar todos los libros tratando de ser lo más fieles posibles a las historias originales.

Si «Moonraker» cuenta en el libro que un resentido millonario quiere donarle a Inglaterra la posibilidad de tener un ICBM y después trata de utilizarlo para destruir el país mismo, no conviertas la película en una ridiculez en la que Bond viaja al espacio a pelear con lasers y tripular un transbordador sin casco y teniendo sexo en gravedad cero.
Sean más inteligentes y en la línea de actualización que corresponda cuéntenme una historia acorde a estos tiempos, pero respetando la esencia del original, tratando de perder la frescura lo menos posible.

El Bond Cinematográfico anterior, aquel con quien supimos crecer desde la infancia lejana, quedó definitivamente enterrado. Es solo historia.
Al actual, por algún motivo que ni yo entiendo, todavía no me convence al 100 %. No se porque, no se decir que me falta. Pero algo me falta; es indudable.
Por lo tanto, para todo aquel que sufra mi mismo síndrome vuelvo por tercera vez a recomendar más que nunca volver a los libros.
Quien quiera conocer al Bond verdadero, al original, que eche mano de los libros escritos hace sesenta años y después compare.
Mientras tanto yo seguiré disfrutando más del proceso de armado de la película que del producto final terminado…