Las chicas Bond aparecidas en la vigésimo tercera entrega oficial de la franquicia
Bérénice Marlohe | Séverine
Vemos por primera vez a una preocupada Séverine en Shangái, en la escena en la que Bond termina con Patrice, el asesino que ella contrata para matar al comprador en una falsa venta de pinturas.
Posteriormente, Bond se encuentra con ella de nuevo en Macao (China), en el casino flotante donde 007 pretende suplantar a Patrice para cobrar su trabajo y así conocer a quien lo contrató. Allí, 007 la convence de que puede matar a Silva y ella lo lleva hasta su escondite en una remota isla abandonada. Durante el trayecto, Bond aprovecha las comodidades del lujoso yate que los transporta y la seduce.
Marlohe interpreta convincentemente a este solitario y enigmático personaje, atormentado por trabajar desde pequeña en prostíbulos chinos y que había visto erróneamente en Silva la posibilidad de una vida nueva. Desesperada por verse sometida a su mentor, confiará en 007 para que lo mate, pero Bond no consigue evitar que Séverine sea asesinada por el propio Silva en un macabro juego mortal.
Tonia Sotiropoulou | [Amante griega]
Esta anónima chica Bond es la fugaz amante de 007 en la que éste se refugia durante su estancia en Grecia mientras “disfruta de la muerte”. Nada sabemos de ella, más allá del hecho de ser la primera mujer griega que es seducida por 007 y que parece aceptar con resignación la relación que Bond está dispuesto a ofrecerle.
La actriz y modelo griega Tonia Sotiropoulou (Atenas, 1987) también se había presentado al casting para interpretar a Séverine; pese a perderlo ante Bérénice Marlohe, el director vio su potencial y le propuso a su agente este otro papel.