Los villanos más malvados aparecidos en la octava aventura oficial de James Bond

Yaphet Kotto | Dr. Kananga / Sr. Big

Exteriormente el Dr. Kananga es un diplomático de la pobre isla caribeña de San Monique, que lucha valientemente para mejorar la suerte de su gente. En realidad, es un dictador que domina la isla utilizando el miedo y la opresión. Su plan es cultivar enormes cosechas de heroína, tratarla y hacerse virtualmente con el monopolio del mercado de drogas internacional. Kananga tiene bases de operación en Nueva York y Nueva Orleans, camufladas como restaurantes ‘Fillet of Soul’ ostensiblemente controlados por el jefe de la mafia local, el Sr. Big. Sólo un puñado de gente se da cuenta de que él y Kananga son una misma persona.

       

Kananga es interpretado con convincente habilidad por Yaphet Kotto, que lanza las típicas frases ingeniosas y amenazas de un enemigo de Bond adecuadamente. Su muerte, sin embargo, es bastante inefectiva: muerde una bala presurizada y estalla literalmente. La secuencia es sintomática de cómo el guion puede diluir un personaje interesante por el simple hecho de buscar una risa fácil.

Gloria Hendry | Rosie Carver

 Este es un personaje totalmente absurdo que es interpretado con encanto por Gloria Hendry. Aunque su relación permite a Bond su primer affaire interracial, el papel de Rosie está escrito pobremente y su ineptitud es utilizada para efectos cómicos exagerados. Ella interpreta a una agente de la CIA desesperada y aliada con Kananga, pero es bastante increíble que Kananga pudiera pensar que Bond podría ser engañado por alguien tan inmaduro.

Hendry se ve espectacular en biquini pero es una pena que el guion no le permita profundizar más en su personaje. Su muerte final no es ni impactante ni efectiva, ni para la audiencia, ni para Bond.

Geoffrey Holder | Barón Samedi

 El personaje enigmático y fascinante del Barón Samedi se añade inconmesurablemente a las notas supernaturales de la película. En una muy acertada elección de reparto, el conocido coreógrafo Geoffrey Holder interpreta un Samedi visualmente espectacular, con un atuendo que parece de otro mundo y un maquillaje aterrador. Es comprensible que la población de San Monique tema a esta figura mística.

Felizmente, el guion permite alguna ambigüedad en cuanto a la mortalidad de Samedi. Bond lo mata claramente echándolo a una caja llena de serpientes venenosas. Sin embargo, en un final realmente inspirado, Samedi aparece al frente del tren que transporta a Bond y a Solitaire. ¿Se encuentra allí literalmente o simbólicamente? Samedi se mantiene como uno de los enemigos más memorables de Bond y Geoffrey Holder se desenvuelve maravillosamente en el papel.

Julius W. Harris | Tee Hee

 Tee Hee es un imponente esbirro del Dr. Kananga con características físicas únicas: es un gigante y tiene un brazo de acero, resultado de haber perdido el real ante un cocodrilo años antes. Naturalmente, siendo enemigo de Bond, no se trata de un mero brazo de acero. Éste incluye unas pinzas capaces de retorcer el cañón de la pistola de 007.

Tee Hee es utilizado efectivamente en la película y la actuación de Julius W. Harris es muy divertida. En la mejor secuencia, Tee Hee lleva a Bond a una granja de cocodrilos donde lo abandona de forma muy natural en una pequeña isla mientras un ejército de las hambrientas criaturas se le acerca. Tee Hee aparece de nuevo en el clímax final de la película – una secuencia de lucha bien dirigida a bordo de un tren, del que es lanzado poco ceremoniosamente por 007.

Earl Jolly Brown | Susurros

 Susurros es un esbirro de Kananga obeso y de inteligencia algo lenta. El origen de su original apodo no es muy misterioso, ya que habla con una voz rasposa casi inaudible.

Aunque es un asesino competente, la desventura de Susurros parece que se cobre su vida cuando Bond lo encierra en una enorme lata durante la lucha en la guarida subterránea de Kananga. Si escapó o si está aún allí es materia de debate.