Los gadgets más sorprendentes aparecidos en la octava aventura oficial de James Bond

Ala delta

Bond utiliza el ala delta para infiltrarse en el cuartel general de Kananga volando por la noche sin ser detectado. Voló a 55 pies de altura y se mantuvo en su sitio gracias a un cable mientras era guiado por una grúa. Roger Moore hizo él mismo su trabajo de especialista sin la ayuda de arnés o red de seguridad, ya que se hubieran visto en la pantalla.

Encendedor Felix

En una escena, Bond se encuentra en el coche del agente Strutter y se comunica con Felix Leiter a través de un pequeño transmisor escondido en el encendedor del coche – de ahí el imperdonable juego de palabras de Bond ‘A genuine Felix Lighter’ (Un auténtico encendedor Felix).

Reloj Rolex

Este reloj Rolex Submariner exclusivo contiene un campo magnético capaz de desviar una bala a larga distancia. El reloj tiene también una diminuta sierra que permite a Bond liberarse cuando se encuentra atado en la guarida de Kananga, aunque esta última función nunca se explica con anterioridad a la audiencia (violando una estricta regla bondiana). Mucho más apropiado es el uso del imán del reloj para abrir la cremallera del vestido de Miss Caruso, un hecho que él atribuye a ‘puro magnetismo’.

Aparte del Rolex, la película también presenta uno de los primeros relojes digitales, el Hamilton Pulsar. Aunque hoy en día pueda parecer algo normal, disponer de un reloj digital en 1973 ya era toda una innovación y un símbolo de estatus, dado su elevado precio.

Cepillo de pelo transmisor

El cepillo de pelo del agente 007 esconde un pequeño transmisor que utiliza para comunicarse con Quarrel Jr. por código Morse. El aparato también incluye un detector de micrófonos que permite a Bond escanear su habitación del hotel en busca de dispositivos de escucha.

Bala de aire comprimido

Con un impacto equivalente al de una pequeña granada, esta bala se activa retirando una clavija. Entonces expulsa suficiente aire comprimido para inflar a su víctima, provocando que explote. Aunque está diseñada para cazar tiburones, Bond utiliza este invento único para terminar con Kananga.

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Fetiches de Kananga

Utilizados para vigilar los campos de droga secretos de Kananga, los fetiches mantienen a los residentes alejados, los cuales creen que están poseídos por espíritus malignos. En realidad, lo que esconden son cámaras de circuito cerrado de televisión en sus ojos y pistolas en sus bocas. Rosie Carver se convierte en una víctima de estos centinelas de la muerte.

Espejo retrovisor lanzador de dardos

El espejo retrovisor derecho del coche de Susurros incluye un dispositivo escondido que dispara un dardo con la punta envenenada al cuello del agente que conduce a James Bond hacia Manhattan, lo que deja a Bond intentando conducir el coche frenéticamente desde el asiento de atrás.